martes, 25 de diciembre de 2007

Un balance no muy bueno

Más allá de la Copa Libertadores obtenida y de un prometedor primer semestre Boca mostró una gran dependencia de Riquelme y una vez sin él nunca encontró el equipo.


El último añó de Mauricio Macri como presidente de comenzó bien. La gran incorporación a préstamo de Riquelme le dio a Boca un toque distinto y lo consagró nuevamente (cuarta vez en siete años) como el mejor de América.

En la primera ronda de la Libertadores guardaba jugadores cuando iba de visitante y perdió puntos que hicieron sufrir hasta último momento para clasificar a octavos de final. Finalmente el 7-0 ante Bolívar en cancha de Vélez permitió ese privilegio. Ya en esa instancia justamente quien le había prestado la cancha, Vélez, dirigido por un viejo conocido: Ricardo La Volpe. De la mano de Riquelme y compañía el 3-0 en la ida le dio el pase aunque cayera 3-1 en la vuelta. Pasó a Libertad jugando con mucho oficio en Paraguay y con Riquelme como figura, sufrió ante el sorprendente Cúcuta de Colombia y llegó la final. Riquelme marcó 3 de los cinco goles entre las dos finales. 3-0 en Argentina y 2-0 en Brasil para la consagración. El semestre fue positivo porque además Boca acabó como segundo del torneo local peleando hasta la anteúltima fecha el Clausura que ganaría San Lorenzo.

Llegó el segundo semestre, sin Riquelme pero con ilusiones. Sin embargo fue una total decepción. No estaba Román y jamás pudo Miguel Russo encontrar el equipo, jamás el equipo encontró una identidad. Eliminado por Sao Paulo en los octavos de final de la Copa Sudamericana como consecuencia de su debilidad como visitante. Un Apertura malo, irregular, un cuarto puesto con sabor a poco, 31 puntos con sabor a nada. Alternando victorias increíbles con derrotas o empates inexplicables como el 6-0 a favor ante Banfield y el empate 2-2 contra Gimnasia de Jujuy, el empate 1-1 con Estudiantes como local y eñ triunfo 3-0 visitando a Racing. Finalmente en la fecha 17 ante Arsenal el Xeneize cayó 2-1 y se quedó sin nada.

Por último quedaba el Mundial de Clubes donde, muchos afirmaban, el entrenador Miguel Angel Russo se jugaba su futuro. Victoria 1-0 ante el Etoile de Túnez y una caída mostrando poco y nada en la final ante el Milan: 4-2. Finalmente llegado al país Russo no aceptó las condiciones impuestas por Pompilio y se alejó del club.

Veremos si Ischia y Riquelme le dan una mejor cara al equipo en el 2008.

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